Han nacido entre 1982 y 1992: Actualmente tienen entre 24 y 34 años
Nacidos en plena democracia y libertad, viven el final de la modernización del país que culmina con las Olimpiadas y la Expo
Su infancia y adolescencia está presididas por un crecimiento económico acelerado. Viven un periodo histórico de abundancia y de la cultura del pelotazo. Son los hijos del bienestar
Crecen inmersos en la era digital, con Internet como gran aliado de generar ocio y gran vehículo de comunicación. Son grandes consumidores de tecnología. Con una mente abierta a un mundo más globalizado donde todo es posible
Entiende que la familia puede tener un formato ya no tradicional.
Son individualistas, confiados, creativos, decididos, inquisitivos.
No identifican la noción de sacrificio con resultados
Son proclives a la movilidad laboral y tienen buena formación.
Activistas y creadores de contenido.
Tienen un ritmo de vida rápido y son impacientes. Necesitan el cambio continuo
Aceptan la diversidad y, aun siendo partidarios del individualismo, se muestran solidarios con las situaciones de otros
Respetan la autoridad ganada pero no la impuesta.
Son hábiles con la información pero no con el conocimiento.
Poseen un espíritu más crítico debido a su educación basada en valores democráticos.
Aprecian las posibilidades de conciliación para equilibrar trabajo y ocio.
¿Cuál es su problema?
Se les denomina la generación perdida.
La ‘generación perdida’ está constituida por jóvenes que tienen entre 16 y 29 años, en paro y con estudios primarios o de educación secundaria.
En la actualidad hay 1,4 millones de españoles que tienen este perfil.
Por edad, se tenían que haber incorporado al mercado laboral durante la crisis y la mayoría no han podido.
De 16 a los 19 años, con una tasa de paro del 72%
No les queda otra solución que emigrar y ya hay casi 350.000 que lo han hecho.
La mejor generación formada se nos está yendo para, a lo mejor, no volver. Fuga de talento
La sobreabundancia de licenciaturas ha conducido a los universitarios a ocupar puestos de trabajo de baja cualificación con poca proyección profesional y baja retribución.
El 43% de los jóvenes que tienen empleo están realizando una actividad que requiere una formación inferior a su nivel de estudios. Fenómeno de la ‘sobretitulación’.
Más de un 25% de jóvenes españoles ni estudia ni trabaja, OCDE.
¿Cuáles son los retos?
Armonizar mejor el perfil del puesto del trabajo a su cualificación.
Diseñarles carreras profesionales ligadas a retos
Incorporarles a proyectos donde la innovación y la creatividad sea un valor
Ligarlos a programas de intraemprendimiento
Potenciar su competencia de gestionar la información para generar conocimiento
Incorporar modelos de trabajo que contemplen la flexibilidad temporal y espacial
Diseñarles medidas de conciliación que estén ligadas con el ocio y el voluntariado.
Darles acceso a los canales de comunicación online